jueves, 16 de octubre de 2014

Desencuentros


La mujer parpadeó con insistencia. Quizá porque tiene el sol de frente, pensé. Al reducirse la distancia entre nosotros, vi que lloraba. No traía bolso, iba deprisa, ajena a lo que sucedía alrededor. A pesar de la profunda tristeza en su cara, no era fea; la expresión de sus ojos, aunque anegados de lágrimas, le permitía cierta altivez a la que no estaba dispuesta a renunciar. Habría querido conocer por qué su llanto, pero la urgencia por llegar a mi trabajo me impidió dar la vuelta y seguirla.

No hay comentarios: