sábado, 21 de enero de 2012

El tesoro del pirata


Viejo como todos los años juntos, acostumbraba tomar el sol en una banca del parque. Conmovidos por su eterna vejez y su pata de palo, no faltaban almas caritativas que le extendieran unas monedas o un poco de alimento. Al anochecer, el viejo volvía a la vecindad, contaba diez pasos desde la puerta de la calle al centro de la sala, uno y medio hacia la izquierda y ocho más en dirección al baño. Golpeaba suavemente el piso con su pata de palo.

—Aquí sigue —decía casi en silencio, como si temiera despertar a los recuerdos.

—Sí. Y nosotros viviendo de la mendicidad —respondía el perico, comenzando su tanda de improperios.


Imagen tomada de la red.

4 comentarios:

Las Gemelas del Sur dijo...

Pirata hasta el fin de sus días. Tiene razón el loro tiene que jubilarse y disfrutar su plan de pensiones tan bien guardado bajo el ladrillo.
Muy bien hilado el microrrelato.

Besos Calados.

Sergio Cossa dijo...

Lo siento, pero no deberías haberme indicado la ubicación exacta...
Muy buen micro :)

josé manuel ortiz soto dijo...

Gemelas: así es: si el pirata no se apura, nadie va disfrutar el tesoro.

Abrazos.

josé manuel ortiz soto dijo...

Sergio, ojalá siga ahí y nadie se haya adelantado. Gracias por pasar por aquí. Un abrazo.